
Creamfields marcó su regreso triunfal a Argentina tras casi una década
Durante dos días, artistas de renombre como Steve Aoki, Alesso y Swedish House Mafia hicieron vibrar a miles de asistentes en un evento que combinó música, emoción y aprendizajes en seguridad tras las tragedias del pasado.
Creamfields regresó a Argentina tras casi una década de ausencia. El festival se celebró durante el fin de semana largo del 16 y 17 de noviembre en el Parque de la Ciudad, un espacio que antaño albergaba el parque de diversiones Interama.
El primer día comenzó como estaba previsto. A las 14 horas, las puertas del predio se abrieron y, aunque las filas eran extensas, el operativo policial permitió que el ingreso fuera ágil. Los controles de seguridad fueron exhaustivos para garantizar que los asistentes no ingresaran con drogas, estupefacientes ni elementos peligrosos.
Al entrar, los asistentes eran recibidos por un cartel que decía «Creamfields Argentina», el cual servía de bienvenida y como lugar icónico para tomar fotografías. En ese espacio se ubicó el escenario principal, denominado «Electric Stage» el sábado y «Cream Stage» el domingo. Los sistemas de sonido destacaron por su calidad y por evitar interferencias entre los distintos escenarios, ubicados estratégicamente a una distancia considerable.
El recorrido continuó con el escenario «ANTS», situado cerca de la antigua montaña rusa. Este escenario, decorado en tonos blancos y azules en homenaje a los DJs nacionales, destacaba por su estética, aunque su capacidad resultó limitada para la cantidad de público.
El ambiente del festival favoreció la interacción entre los asistentes, creando una atmósfera amigable. La gente, con ánimos festivos, transformaba la experiencia en algo colectivo y dinámico.
Uno de los escenarios más concurridos fue el «Alternative Stage», dedicado al techno. Allí se presentaron artistas como J. Catriel, Franzisca y Victoria, quienes ofrecieron sets de gran calidad, alineados con las tendencias actuales del género bigroom, caracterizado por su energía y ritmos rápidos.
En el Main Stage, pasadas las 17 horas, se presentó Martin Huergo. Aunque no dio inicio a la jornada, su actuación fue tranquila y sirvió como un interludio antes de los artistas más esperados: Steve Aoki, Fisher y Alesso. A Huergo le siguieron Diego Ro y Diego CID, cuyos sets de techno nacional fueron bien recibidos, y Peces Raros, que sorprendió con su mezcla de rock y electrónica, aunque dividió opiniones entre el público.
Steve Aoki ofreció un show cargado de energía latina, incorporando reguetón en varios momentos. Aunque su técnica de mezcla fue sencilla, con transiciones de volumen, logró animar al público con momentos icónicos como el «Cake Face» y «Crowd Control». Fisher, por su parte, mantuvo la intensidad, aunque su set generó reacciones mixtas. Alesso cerró la noche con un show vibrante, interpretando éxitos como «Years» y «Under Control», que hicieron cantar y bailar a los asistentes hasta el final.
El segundo día comenzó con clima nublado y lluvias intermitentes. Pese al frío, los asistentes se mantuvieron animados. El «Alternative Stage» se convirtió en refugio debido a su amplia carpa techada. Allí, Sol Ortega destacó con un set que hizo bailar a muchos. En el escenario principal, Zuker entregó un show vibrante y bien recibido.
Más tarde, Emmanuel Horvilleur y Balanciano ofrecieron un set similar al estilo de fiestas como La Bresh, aunque su actuación careció de conexión con el público, y finalizaron sin siquiera despedirse, lo que generó críticas.
El DJ neerlandés Don Diablo continuó la jornada con un set correcto, seguido por Alan Walker, quien presentó éxitos como «The Spectre» y «Faded», aunque no logró la misma conexión que en su presentación en Lollapalooza 2022.
Mientras tanto, Nina Kraviz se lució en el «Alternative Stage» con un techno potente que atrajo a una gran multitud. En el escenario principal, Babasónicos aportó un descanso del ritmo electrónico antes del cierre.
El broche de oro llegó con Swedish House Mafia, cuyo show fue presentado por Axwell. El trío sueco hizo vibrar al público con clásicos como «Save the World» y «Don’t You Worry Child». Su actuación, comparable a las de festivales internacionales como Tomorrowland, fue un cierre espectacular para el evento.
Aunque la salida de ambos días fue algo desorganizada, el festival demostró que los eventos masivos han vuelto al país con una planificación sólida y un enfoque en la seguridad, aprendiendo de tragedias pasadas como la de Time Warp en 2016. Creamfields dejó claro que su regreso a Argentina marcó un antes y un después en la escena electrónica local.