Carlitos Balá cumpliría 100 años: un país entero le dice “¡Ea-ea-pe-pé!”
Este 13 de agosto se cumplió un siglo del nacimiento de Carlos Salim Balá, el hombre que convirtió un simple “¿Qué gusto tiene la sal?” en una contraseña de alegría compartida por millones de argentinos.
Actor, humorista, conductor y eterno niño, Balá sigue vivo en el recuerdo de quienes crecieron con su humor blanco, su pelo inconfundible y su capacidad para hacernos sentir que, por un ratito, todo estaba bien.
En Ituzaingó, zona oeste del Gran Buenos Aires, el arquitecto Rubén Díaz inauguró una réplica del Arco del Triunfo para rendirle tributo. Un gesto a la altura de un artista que nunca necesitó de París para conquistar corazones: le bastaban un bolsillo lleno de “gestitos” y un guiño cómplice a la cámara.
Durante la jornada, las redes sociales se llenaron de videos y fotos: desde chicos imitando su famoso “¡Ea-ea-pe-pé!” hasta adultos recordando cómo él siempre encontraba una forma ingeniosa de hacer reír sin lastimar. Un humor que no pasaba de moda, porque su esencia era simple: jugar.
En sus más de 60 años de carrera, Balá transitó radio, televisión, cine, circo y teatro, dejando huellas imborrables. Fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura y, en 2016, el Papa Francisco lo nombró “Embajador de la Paz”. Ese mismo año, cuando le preguntaron cómo estaba, respondió con su sello único: “Más contento que perro con dos colas”.
El centenario de Carlitos Balá no solo fue una celebración para recordar chistes, personajes y frases. Fue también una invitación a volver a mirar el mundo con la picardía de un chico y entender que, aunque él ya no esté físicamente, sigue habiendo un rincón del corazón argentino que le pertenece… y donde todavía suena, clarito, su inconfundible “¡Mirá cómo tiemblo, eh!”.
Por: Luciano Cirigliano
